Una persona
alegre es esperanza de felicidad eterna.
Nuestra vida
para que sea rica en frutos debe llenarse
De Cristo, para
comunicar la paz, la alegría y el amor.
Como es bello
pensar que a sido Dios quien te ha creado a ti y a mi,
El mundo de
hoy tiene hambre no solo de de pan sino también de amor.
Las personas
tienen hambre de ser aceptados, amados y sentir la presencia de Dios muy cercas de ellos.
La gente tiene
hambre de algo más bello que la sociedad de consumo puede dar. Eso se llama amor.
Hay hambre de
pan, pero también de amor de cortesía y reflexión.
Jesús se hizo frágil y minúsculo pan de vida para sastifacer el hambre
de amor y de Dios que anida en cada corazón humano.