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Microreflexiones 1

"No es suficiente tener una buena mente. Lo principal es usarla correctamente".
René Descartes

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Enlace de pagina de Frases de Ambición

"El orgullo es una forma de egoísmo."

Enviado al campo para ver si estaba ya a punto para ser segado, el muchacho
volvió a su padre y le dijo:
Me parece que la cosecha será muy pobre, padre mío. 
Por qué?  le preguntó éste. 
Porque he notado que la mayor parte de las espigas están dobladas hacia abajo, como desmayadas, seguramente que no valen nada.
 ¡Mi hijo pequeño! le dijo su padre. Has de saber que las espigas que viste dobladas, lo están por el peso del grano, en tanto que las que están levantadas, rectas hacia el cielo, pueden hacerlo porque están medio vacías.
Así en la vida de los hombres. Cuando alguno levanta la frente lleno del mal orgullo, es porque en su interior tienen bien poco peso de juicio.
El hombre sabio, cuanto más sabe, más siente la humillación de lo que le falta saber.
El hombre de veras noble de corazón, no puede enorgullecerse de ello, porque
conoce cuánto más noble debería ser.

"No te preocupes de que el sol salga o no, prepárate para disfrutarlo".

Dos hombres fueron condenados.  La sentencia consistía en que en un día determinado, en veinte años, serían torturados lentamente hasta la muerte.
Al escuchar la sentencia, el más joven se retorció de la pena y del dolor, y a partir de ese día, cayó en una profunda depresión.
"Para qué vivir?" se preguntaba, "si de todas maneras van a arrebatarme la vida, y de una manera inconcebiblemente terrible?"
Desde ese día nunca fue el mismo.  Cuando alguno de sus cercanos, compadecido por su estado, le ofrecía apoyo para tratar de alegrarlo, respondía rencorosamente diciendo: Claro, como tú no tienes que cargar mis penas, todo
te parece fácil.
En otras ocasiones también replicaba:  Tú no sabes lo que sufro, no es posible que me entiendas...
Y, a veces, alegaba en voz alta:  Para qué me esfuerzo? Si de todas formas... Y así, poco a poco, el hombre se fue encerrando en su amarga soledad y murió
mucho antes de que se cumpliera el plazo de los veinte años.
El otro hombre, al escuchar la sentencia, se asustó y se impresionó, sin embargo a los pocos días resolvió que, como sus días estaban contados, los disfrutaría.
Con frecuencia afirmaba: No voy a anticipar el dolor y el miedo empezando a sufrir desde ahora.
Otras veces decía:  Voy a agradecer con intensidad cada día que me quede. Y, en vez de alejarse de los demás, decidió acercarse y disfrutar a los suyos, para sembrar en ellos lo mejor de sí.
Cuando alguien le mencionaba su condena, respondía en broma:  Ellos me condenaron, yo no me voy a condenar sufriendo anticipadamente y, por ahora, estoy vivo.
Fue así que, paulatinamente, se convirtió en un hombre sabio y sencillo, conocido por su alegría y su espíritu de servicio. Tanto, que mucho antes de
los veinte años, le fue perdonada su condena.
El 99% de tus miedos no se realizarán.  Cree en tu fuerza, disfruta la libertad
de ser feliz. La verdadera libertad no está en lo que haces, sino en la forma como eliges vivir lo que haces, y sólo a ti te pertenece tal facultad.

"Para ayudar a los demás, no se necesita ser millonario, sino sólo ser generoso.
Dios premiará con creces su generosidad".

Una mujer pobremente vestida, con un rostro que reflejaba derrota, entró a una tienda. La mujer se acercó al dueño de la tienda y, en la manera más humilde, le preguntó si podía llevarse algunas cosas a crédito (lo que los mexicanos conocemos como fiado).
Con voz suave le explicó que su esposo estaba muy enfermo y que no podía trabajar; tenían siete niños y necesitaban comida. El dueño le gritó y le pidió
que abandonara su tienda. Viendo la necesidad que estaba pasando su familia la mujer continuó:

"¡Por favor señor! Se lo pagaré tan pronto como pueda". El
dueño le dijo que no podía darle crédito ya que no tenía una cuenta de crédito en su tienda.
De pie cerca del mostrador se encontraba un cliente que escuchó la conversación
entre el dueño de la tienda y la mujer. El cliente se acercó y le dijo al dueño de la tienda que él se haría cargo de lo que la mujer necesitara para su familia.
El dueño, de una manera muy tosca, preguntó a la mujer: "Tiene usted una lista de compra?".

La mujer dijo: "Si señor". "Está bien," dijo el dueño, "ponga su lista en la balanza y lo que pese su lista, le daré yo en comestibles".

La mujer titubeó por un momento y cabizbaja, buscó en su cartera un pedazo de papel y escribió algo en él.  Puso el pedazo de papel, cabizbaja aún, en la balanza.  Los ojos del dueño y el cliente se llenaron de asombro cuando la balanza se fue hasta lo mas bajo y se
quedó así. El dueño entonces, sin dejar de mirar la balanza y de mala gana, dijo: "¡No lo puedo creer!".
El cliente sonrió y el dueño comenzó a poner comestibles al otro lado de la balanza.

La balanza no se movió por lo que continuó poniendo más y más comestibles hasta que no aguantó más.
El dueño se quedó allí parado con gran disgusto. Finalmente, agarró el pedazo de papel y lo miró con mucho más asombro.... No era una lista de compra, era una oración que decía:

 "Querido Señor, tú conoces mis necesidades y yo voy a dejar esto en tus manos".
El dueño de la tienda le dio los comestibles que había reunido y quedó allí en silencio.

La mujer le agradeció y abandonó su tienda. El cliente le entregó un billete de cincuenta dólares al dueño y le dijo: "Valió cada centavo de este
billete".
Sólo Dios sabe cuánto pesa una Oración.

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.
Gandhi, Mahatma.


Los Extras
El esfuerzo Extra es lo que separa al ser superior del mediocre; al profesional del  aficionado;
al héroe del general; al desprendido del caritativo;
al ganador del competidor; al amigo del conocido;
al sabio del culto;  al invencible del perdedor.
En ese Extra que se saca de donde nadie sabe, cuando ya las fuerzas no alcanzan, cuando la noche acecha y la soledad quiere invadir el espíritu, es cuando los hombres se crecen. Ahí es donde se prueban las voluntades y donde el hombre se hace más hombre porque reconoce el poder divino de la esperanza y el valor inquebrantable de la fe.
Pero hay también aquellos que en su diario y común vivir hacen de sus horas
libres un continuo Extra.
Extra son los días cuando en un anonimato voluntario comparte su tiempo con unos ancianos o con unos enfermos;
las horas que un maestro aporta en su tiempo libre para preparar mejor una clase;
los momentos que un médico batalla en silencio para salvar a un paciente que no conoce.
Extra es salirse de la comunicación técnica y preguntarle al compañero por sus hijos y su familia.
Extra es el detalle de dar gracias, sonreír y saludar a aquel con el que te cruzas.
Extra es decir una palabra agradable, es ceder el paso, es no solo acordarse del cumpleaños de alguien, sino hacerle saber que no lo olvidas.
Extra son muchos actos que distinguen al hombre educado del cortés, al generoso del egoísta, al social del huraño.
Extra es bendecir a Dios por sus bondades, por habernos enviado la lluvia que calma la sed y nutre las plantas, por ser capaces de disfrutar de la belleza
del mar y del sol, que son regalos de la naturaleza para nuestros ojos y espíritu.
Extra es alabar cada amanecer porque nos brinda un comienzo limpio y nuevo, diferente del de ayer.
Extra es terminar cada día dando gracias por el hoy a Dios, que nos permitió unas horas con nuestros compañeros de viaje, y que tal vez estuvo pleno de retos.
Extras que nos sirvieron para saborear en toda su extensión las recompensas implícitas de nuestros actos extras.

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Nectario Andrade Labarca

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Venezuela, Maracaibo, Estado Zulia
Diciembre, 2003