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Rafael Jose Andrade Rodriguez |
El camino hacia ti. (Mi Dios)
Eran las postrimerías de las fiestas decembrinas cuando el día
nació sin aurora, la noche llego sin ocaso, el reloj amaino su marcha ante la nefasta noticia que hizo aumentar el torrente
Sanguíneo y produjo una mirada profunda y distraída al vació, la cual no conseguía explicación de la fortuita despedida por venir de Cecilia.
Entonces, se desato una batalla por una veintena de días en contra
del enemigo que broto de las entrañas del ser
querido, mas el triunfo del adversario estaba escrito en las paginas celestiales y este era el peaje de El camino hacia ti,
Mi Dios, de Nectario.
La separación física se produjo y un ramo de espina comenzó su
trabajo desgarador. Nectario se convirtió en el cultivador guardián de las semillas plantadas en vidas por la hija amada,
a través de sus hijos la tenia a
ella, en su Dios la fe y la esperanza de su nuevo sueño, el rencuentro añorado.
El tiempo cabalgo incesantemente sin lograr borrar la huella amarga
de la partida imprevista. Nectario, en un escrito suyo titulado ¨Una pagina para ti ,Mi Dios¨escribio,¨A ti no se te puede
mentir, seria inútil, ni se te puede engañar, nuestro dolor es grande y vivo como el primer día de sufrimiento. Su ausencia
nos ha acercado mas a ti, y tu señor mitigas en nosotros esa sensación de lejanía insalvable, de ausencia definita¨.
Mas en las paginas
de la vidas otra partida estaba prevista, su hija adoptiva Chonita, sostuvo una larga lucha contra el mal insurgente desde
su interior, guerrera ejemplar, la cual nunca se doblego, Nectario la describió así ¨nunca en tus ojos vimos una lagrima,
ni tristeza, no obstante lo duro de tu enfermedad. El sol brillo siempre en ti y una paz profunda habitaba en ti¨. Y realmente
el mal no pudo vencerla, Chonita se despidió cuando ella misma decidió descansar en un día Domingo.
Los días por venir fueron de un dolor en acrecentamiento, pero el corazón
que fue grande para amar, también lo fue para sufrir. Los meses y años trascurrieron en un camino duro, con escalones de nostalgia
que conducía hacia el tope de la montaña llamada ¨¨Sufrimiento¨¨, y a pesar de que en tu vía fuiste acompañado por una legión
de custodios, tus oídos no respondía a las voces amadas y tu vos se fue silenciando, mientras tu mente se disminuía entre tanto pensar y añorar. Y cuando la altitud asomo
la cercanía de la cima el aire se agoto.
Fue, así cuando al igual que tu progenitora y tu Chonita, elegiste el día de descanso cristiano
para tocar a las puertas del cielo, las cuales fueron abiertas por los seres soñados en tu camino hacia Dios.
Rafael José Andrade Rodriguez.
Su ultima navidad |
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Nectario Andrade L, su hija Isabel y su Nieto Adolfo Federico Brea Andrade |
Nectario
Servidor publico, esperanza diaria
que nacía con el sol del alba y brillaba pos crespuculo
cual estrella mayor titilante.
Docente, suave brisa que acariciaba
los rostros embelecidos por el
sabio sonido que los bañabas de conocimientos.
Amigo, inmenso árbol con follaje de lealtad y
solidaridad que bajo su sombra
acogía al
compañero sofocado.
Esposo, noble manilla de reloj que
giro paso a paso centrado al ser
amado que eligió para compartir su vida.
Padre, buen pastor que crió singularmente
su rebaño dentro de su fe, alimentándolo
de ejemplos de moral y alejándolo de la tentación
material que acecha cual lobo feroz.
Nectario, simplemente el mejor servidor,
docente, amigo, esposo y padre que la
vida nos pudo dar.
Tú esperanzas, enseñanzas, amistad,
compañía, amor y ejemplos permanecerá
eternamente
con nosotros.
Rafael
José Andrade Rodriguez
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